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La Presencia como recurso

Cuando queremos cambiar algo, necesitamos una fuerza, necesitamos recursos. Uno muy poderoso del que disponemos todos, es la presencia.

Pero, ¿Que es «la Presencia»?

¿De qué hablamos cuando decimos presencia? Nos referimos a cuando mente y cuerpo están en el mismo lugar, de modo que podemos tener una relación con nosotros y con el mundo. La presencia “es”, no tienen información, no tiene diferencias, no tiene cualidades, no hay necesidad para actuar. Para sobrevivir, sin embargo, necesitamos diferencia, coger información por ejemplo donde hay peligro o comida, necesitamos movimiento. Vivimos la necesidades humanas,  somos humanos.

En momentos traumáticos es importante no estar presente, nos es útil, nos ayuda a sobrevivir. Necesitamos congelarnos, ausentarnos un poco. Ese momento  también se congela, nos quedamos ahí perdiendo presencia. Luego, se va pasando de generación en generación. En los traumas la presencia está perdida. Si nuestros antepasados hubiesen podido sentir y estar presentes en esas situaciones difíciles, es posible que no hubiésemos heredado el trauma.

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Los patrones familiares, esos patrones de los que participamos y  que se repiten, en los que nos  atrapamos, nos restan presencia. Hace que estemos en otra cosa, en otro lugar y no en el aquí y ahora como se diría en Gestalt. El estar  presente y el sentir nos da fuerza, nos “empodera”. Cuando contamos “la historia”,  en vez de estar presente, nos vamos al trance familiar y quedamos sin mucha posibilidad de movimiento. En ocasiones estamos “enamorados” de nuestras narraciones  y de nuestros argumentos. Salimos de este trance a través de la presencia y de la información nueva. Hay que aprender a estar presente.

Podemos practicar la presencia, ejercitar ese recurso tan poderoso  que poseemos. Hay una forma sencilla, puedes probar. En cualquier posición, en cualquier lugar presta atención a lo que ves a varias cosas como objetos, personas, la luz, a ti…y presta atención a lo que oyes tal vez los ruidos exteriores a una habitación, las voces, tus pasos…y presta atención a lo que percibes como la saliva en tu boca, la temperatura de tus manos, el ritmo del corazón…Ahí, con tus sentidos como vehículo puedes estás con presencia, no hay nada que hacer, solo estar.

Esto lo puedes practicar en cualquier lugar, solo o acompañado, no es necesario nada especial. Así de sencillo. Cuándo estés en mal momento o te inunde alguna emoción difícil de sostener, también puedes probar a hacerlo, estando en contacto con lo que te está pasando y prestando atención a lo que ves, a lo que oyes y a lo que percibes. Está presencia de ayudará a sostener lo que sea que haya y sientas dándote “el poder” que en algún lugar de ti hay. Quizás puedas notar alguna diferencia ahora.

Se trata de conectar con la realidad a través de los sentidos

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