Sobre la ayuda
Los cuentos nos enseñan que lo único que puede evitar una tragedia inminente es la ayuda del otro. A veces la ayuda llega en forma de persona, a veces en forma de amuleto, animal o símbolo. Algo se nos revela o alguien aparece en el momento preciso y nos ayuda a cambiar el rumbo de la historia. Renegociando así lo que inevitablemente iba a pasar. Impulsando una evolución profunda de la persona.
Los cuentos siempre han sido una forma de transmitir la sabiduría y las enseñanzas de generación a generación.
Hoy en día vivimos en un mundo excesivamente veloz que muchas veces nos arrastra a terrenos poco humanos. En nuestros tiempos el relato de la ayuda y la cooperación no cobra mucho peso. Sin embargo llevamos décadas premiando la historia del “individuo que puede con todo”, totalmente responsable por su propia situación, felicidad y bienestar.
Este “fast food-relato” no solo ha creado una cierta inflación de hiper-individualismo sino que también nos desconecta de nuestro entorno. Debilitando así el contacto con nuestras necesidades profundas y nuestros deseos. Desconectándonos con la sabiduría heredada y el arte de pedir ayuda cuando la necesitamos.
Si se escribe “pedir ayuda” en el buscador del Google cuatro de las cinco primeras entradas tratan de ayudas económicas y cómo solicitarlas. La quinta entrada lleva el título “por qué a algunas personas les cuesta pedir ayuda”.
Si se busca lo mismo en inglés las cinco primeras entradas de Google son guías prácticas de cómo proceder en el asunto. Todo muy enfocado en no perder la cara, la autoridad o el control aún necesitando del otro.
El tema aparece indistintamente en periódicos financieros y en revistas de psicología. Y independientemente de si tratan de crear un ambiente laboral saludable, del liderazgo, del malestar o del crecimiento personal hay dos palabras que aparecen prácticamente en cada artículo: vulnerabilidad y valentía. La una siempre relacionada con la otra.
Varios estudios señalan que estamos más predispuestos a ayudarnos entre nosotros de lo que solemos pensar. Según la RAE “ayudar” se traduce a prestar cooperación, auxiliar o socorrer a alguien o hacer un esfuerzo y poner los medios para el logro de algo.
Por lo tanto la ayuda es hacer algo por otra persona que ella no podría haber hecho sola.
En el mundo de los cuentos, tal como en el buscador de internet, este momento está ligado a nuestra vulnerabilidad.
Y los cuentos apuntan a que hay que aprender a reconocer esta vulnerabilidad nuestra (muchas veces simbolizada por la lucha entre vida y muerte) y tener la valentía de escuchar la propia intuición. Ella sabe lo que necesitamos – y muchas veces es la ayuda o el apoyo del otro.
Hay momentos de la vida en los que no debemos estar solos, en los que no podemos con todo, momentos en el que necesitamos apoyarnos en alguien. A veces ser guiados.
Reconocer ese momento es lo que puede transformar lo que estamos viviendo, abriéndonos así caminos que antes no podíamos percibir.